En algunos de mis textos he publicado que un edificio tienen una estética brutalista, y en esta ocasión voy a aclarar este concepto.
El artista francés Jean Philippe Arthur Dubuffet (1901-1985), muy destacado a mediados del siglo XX, acuñó el término Art Brut, como resultado de sus investigaciones a partir de realizaciones artísticas hechas por niños, personas con retraso mental, reclusos, etc, es decir un arte fuera de las normas académicas.
Y Brutalismo fue el nombre con el que el crítico inglés Reyner Banham bautizó a la nueva arquitectura creada al terminar la Segunda Guerra Mundial, cuyas obras resultaban tan duras a la vista como al tacto, digamos también fuera de la estética tradicional.
El brutalismo, se caracteriza por su intencionado feísmo y estética tosca inspirada en las obras de ese momento del afamado arquitecto Le Corbusier, quien solía referirse al concreto como betún brut e influyó con su arquitectura de concreto haciendo lucir las marcas de la cimbra, sin recurrir a ningún recubrimiento o pintura.
Por otro lado, los arquitectos de la posguerra también estuvieron influidos por las fortificaciones alemanas, creadas durante la guerra como frentes de defensa; hechas con rapidez de manera económica y práctica, exponiendo la textura y color natural del concreto armado.
Durante los años cincuentas esta nueva corriente arquitectónica fue ganado seguidores, quienes a pesar de contar con los recursos económicos para producir obras ornamentadas, refinadas y recubiertas de diversos acabados, prefirieron la textura rugosa, tosca y dura del concreto.
El brutalismo llegó a los Estados Unidos y prontamente en México, donde encontró a grandes seguidores en los años setentas como Abraham Zabludovsky, Teodoro González de León, Orso Nuñez, Agustín Hernández, la lista es larga.
Una variante importante del brutalismo mexicano, es que se prefirió martelinar (martillar) la superficie de muros, trabes, vigas, columnas o pilares, dando una novedosa textura que pronto se popularizó en todo el país ( en lugar de exhibir las marcas de la cimbra).
Como los muros de concreto son más costosos que los que se hacen de ladrillos de barro cocido (no propios de la península de Yucatán) o block de gravilla y cemento, pronto surgió la modalidad de aplanar con mortero de manera rústica, apenas usando una regla para conseguir los muros a plomo; a veces agregando grava al mortero para obtener un máximo acabado rústico, o bien usando llanas con dientes para lograr aplanados rayados.
En el caso de la arquitectura cancunense de los años setentas y ochentas, los arquitectos, se enfrentaron a muchas limitaciones de mercado (no había grandes tiendas de acabados y recubrimientos ) por lo que la tendencia brutalista fue una estética muy recurrente para edificar nuestro Cancún retro.
Espero que esta información les sirva para comprender mejor nuestro patrimonio edificado de la zona fundacional.
La arquitectura es la voluntad de una época, traducida al espacio. Mies van der Rohe